Coontaadoor

Capítulo seis

No sé cómo lo hace, pero cada vez que sale algo de su boca, cualquier cosa, siempre me recuerda cosas que deberían de estar olvidadas.

- Ya vas dos veces por hoy que has hecho que mi pasado parezca que es mi presente. Muchas gracias, de verdad. –Le dije con un tono tan cerrado que hasta pensé que por fin se daría cuenta de que todo lo relacionado con el pasado, no debería de interferir en mi vida de ahora, y mucho menos recordarlo.

- Es que es verdad Wen, tú sí quieres a un chico que de verdad te quiera y te haga sonreír cada día, y solo por los palos que te hayas llevado en tu pasado no significa que no puedas volver a encontrar el amor que necesitas, porque todo el mundo, escucha atentamente esto, todo el mundo, absolutamente todas las personas, necesitan amor.

- Odio cuando te pones tan filosófica Zoe, haces que me duela la cabeza. Yo no necesito amor, solo necesito tranquilidad, no necesito a nadie que me haga sonreír hoy y que mañana me haga llorar, porque no tengo tiempo para estar mal. ¿Lo entiendes?

- Sí, lo entiendo, pero, es que el amor es así, no es perfecto. Es como una película, hay escenas que te hacen reír, otras que te hacen llorar y otras que te hacen chillar, el amor es una combinación de reacciones.

- Por favor, para ya, me está dando náuseas.

- Eso es porque sabes que llevo la razón. Al igual que también llevo la razón en que el chico nuevo te gusta pero que no quieres admitirlo porque temes a que te haga daño.

- ¿Te crees muy sabia, verdad?

- No lo creo, lo soy. – Contestó con tal gran orgullo, que no pude contener una carcajada.

- Vamos a ver, mujer de Raphel. El chico nuevo no me gusta, es cierto que es muy mono, pero no me gusta, ten eso claro. Y respecto a Tom, creo recordar que prohibí hablar de ese tema.

- Está bien, si tú dices que no te gusta, no te gusta, pero ya verás cómo dentro de unos días, me darás la razón. Wendy, el hecho de no querer recordarlo es lo que te hace que no consigas olvidar.

- Dejemos de hablar de todo esto por favor, y cuéntame ya por qué te salió mal el examen de Filosofía.

- Ya te lo contaré, que ahora me tengo que ir, mi madre me ha venido a buscar. ¿Quedamos mañana a la hora de siempre en mi casa?

- ¿Por qué te vas? Vale, allí estaré.

- Tengo que ir al médico, ya te contaré mañana.

- Ok, chao.

Y así sin más, me vuelve a dejar sola con un marrón de pensamientos y con una incertidumbre brutal porque siempre me deja a medias en las conversaciones.
Como si nada, camino hacia mi última clase mirando hacia el suelo, perdida en mi cerebro y buscando cosas lógicas. Estaba tan concentrada en mis cosas, que cuando sonó mi móvil me asusté como nunca, tanto que hasta me reí, y no fui la única, los de mi alrededor también lo hicieron.
Era un mensaje de mi hermano Josh, decía:

“Wen, nos vamos de viaje por motivos de trabajo de mamá, yo voy con ella porque no quiere que esté solo mientras tú estás en el insti. En el microondas tienes tu comida. Volveremos esta noche y disfrutaremos de una buena tarta para celebrar tu cumpleaños, por cierto, dice que ni se te ocurra hacer una fiesta. Pórtate bien, te quiero.”

Vaya por dónde, ahora resulta que el día de mi cumpleaños voy a estar sola, ¿habrá mejor regalo que éste? Ahora mismo, no.

Guardo mi móvil y decido largarme a mi casa, no tengo ganas de sentarme a escuchar a nadie, y mucho menos tener que hablar con el chico nuevo, que por alguna razón, intento evitarlo.

Salgo al patio, arranco mi moto y me voy echando humo por todo el trayecto.
El día está bastante raro, parece que va a llover, pero hace mucho calor.
Cuando llegue a mi casa, lo primero que haré será quitarme toda la ropa, estoy sudando como un pollo, que asco.

Por fin llego, aparco mi moto en el garaje y entro en mi casa. Cómo pensaba en el camino de vuelta, me quito toda la ropa menos la interior y la tiro a un rincón.
Entro al salón para poner el ventilador y sentarme a coger aire frío, pero cuando nada más entrar, me he llevado una gran sorpresa. Había un enorme oso de peluche sentado en mi sofá, un osito de color blanco y rosa que en su tripita ponía: te estaba esperando.
Me acerco, lo cojo y lo huelo. Dios, olía cómo…olía a…

- Te estaba esperando –Dijo de repente una voz que resonaba a mi espalda.

- ¡Eso es! Huele a ti –Dije mientras me daba la vuelta.

- Te estaba esperando, pero no pensé que aparecerías media desnuda, aunque, tampoco me disgusta –Dijo con un tono mega sensual mientras se concentraba en no apartar su mirada de mis ojos.

- ¿Qué haces aquí? ¿No era que tenías que irte?

- Quería darte una sorpresa.

- Eres perfecto Gabriel.

- Pero no tanto para enamorarte,¿verdad? -Dijo mientras me agarraba la cintura con suavidad y acercaba sus labios cada vez más a los míos, haciendo que mi respiración se entrecorte y me ponga muy nerviosa.

2 comentarios:

  1. Bueno lo 1º estoy leyendo tu novela y me encanta, es genial. Y lo 2º pues mira te adelanto en exclusiva que mi novela tendrá segunda parte en plan saga pero contada unos cuantos años después. Es decir cuando Effy tenga unos 30 y pico años. Ya informaré este verano la empezaré a escribir y subir (cuando ahora esta semana termine el instituto me pongo con ella).

    ResponderEliminar
  2. Muchas gracias, de verdad (:
    Genial, la esperaré con impaciencia ^.^

    ResponderEliminar